sábado, 15 de octubre de 2016

..La Mente Bloqueada

El otro día respondíamos a una cuestión muy común entre algunos lectores (Ver: Si yo fuera tú, ¿qué haría en tu lugar?). Hay personas muy inteligentes y con muchas ideas en la cabeza, pero aún así, no saben qué hacer. Y es que quizás el exceso de ideas y el constante análisis de cada una de ellas, puede provocar lo que se conoce como "parálisis por análisis", que sería una especie de dilación bien intencionada, pero que no hace que salgamos del "atasco".

Para ello, hoy vamos a usar la respuesta de Marc Chernoff a un lector que reconocía que quería lograr muchas cosas y que tenía muchas ideas en mente, las cuales podrían ser fáciles de ejecutar, pero que llegado el momento de pasar a la acción, le venían dudas a la cabeza, se asustaba y comenzaba a preocuparse por las posibilidades de fracasar o tener éxito.

Chernoff le ha respondido con una historia que vamos a analizar a continuación:

"Una mujer anduvo perdida en el desierto durante 3 días enteros sin agua. Justo cuando ya no podía más y estaba a punto de caer rendida, vio lo que parecía ser un gran lago a unos pocos cientos de metros frente a ella. "¿Sería realmente un lago o sería un espejismo causado por su debilidad?", se preguntó ella.

Consiguió sacar fuerzas de la flaqueza y dirigirse para averiguarlo. No era un espejismo, sino un gran lago de agua potable.

Sin embargo, mientras estaba literalmente muriéndose de sed, no se atrevía a beber agua. Ella se quedó de rodillas junto al lago, mirándolo.

Un hombre pasó montado en un camello y vio la escena. Observó los labios secos de la mujer y su notable debilidad por la escasez de agua. Y le pareció extraño que la mujer no tomara el agua que tanta falta le hacía.

Se bajó del camello y se dirigió hacia la mujer para preguntarle: "Señora, por qué no bebe un poco de agua?"

Ella miró al hombre con una expresión de angustia en su rostro y con lágrimas en los ojos. La mujer le dijo al hombre: "Me estoy muriendo de sed, pero aquí hay demasiada agua y no creo que pueda beberla toda".

El transeúnte sonrió, se agachó, cogió un poco de agua con las manos y le dio de beber a la mujer. Le dijo: "Señora, debe entender que no tiene por qué beberse todo el agua para saciar su sed. Simplemente debe tomar un sorbo para saciar su sed. Y luego, si lo desea, otro sorbo".

Y hasta aquí esta historia que estoy seguro de que a muchos lectores les ha parecido estúpida, así como estúpido el comportamiento de esta señora que muerta de sed no bebía agua.

Y sin tan estúpido es el comportamiento de esta mujer y la historia, ¿por qué somos tan estúpidos?

Lo que le ocurre a la mujer de esta historia imaginaria es lo que a la mayoría de nosotros nos ocurre muy a menudo. Cuando pensamos en objetivos, no pensamos en el pequeño sorbo, sino que intentamos imaginarnos si podremos bebernos todo el agua del lago o no, es decir, pensamos en el resultado, y no en las pequeñas acciones.

Asimismo, es muy probable que una persona con muchas ideas en la cabeza, acabe más paralizado que aquella persona que sólo tiene una idea, porque el segundo, no tiene mucho donde elegir.

Enfócate menos en el futuro, y más en el presente.

Nadie puede predecir con exactitud lo que será o lo que acabará haciendo en un futuro. Tanto si pensamos en el pasado como si nos obsesionamos con el futuro, estamos provocando un bloqueo y un estrés innecesario. Céntrate en el primer paso que debes dar ahora, en el primer sorbo.

Si tienes sed de éxito, y te centras en el primer sorbo, lo disfrutarás. Si piensas en beberte toda el agua del lago, acabarás empachado antes de probar el primer sorbo.

Es por eso que se suele decir que debemos disfrutar del viaje, y no sólo de la llegada a nuestro destino.

En ocasiones no sabemos exactamente hacia dónde vamos, pero si estamos tomando sorbos de agua, estamos saciando la sed.

Si tienes muchas ideas en mente, y no sabes por dónde comenzar, es sencillo: comienza por una de ellas. Da ese primer paso. Como dice Warren Buffett, la mejor forma de comerse a un elefante, es bocado a bocado.

Y si tienes miedo de fracasar en el intento, recuerda la pregunta que debes hacerte: ¿Qué haría si no tuviera miedo de fracasar? A menudo, ahí tienes el primer sorbo.

¿No sabes exactamente cómo hacerlo o no tienes aún toda la experiencia? Entonces, enhorabuena, pues eres como cualquier persona que en sus días inició algo (un negocio, una carrera...) Se aprende mucho más caminando que leyendo sobre cómo se camina. Claro que si compaginas las dos cosas, acabarás siendo un experto caminante.

Lecciones que aprendemos demasiado tarde en la vida.

1. El poder de las palabras.

Las palabras tienen un poder del que rara vez somos conscientes. No sólo las palabras que les decimos a otras personas, sino también las palabras que nos decimos a nosotros mismos.

Debemos pensar antes de hablar, y elegir nuestras palabras cuidadosamente. Nuestras palabras pueden alegrarle el día a alguien y también pueden provocar un daño irreparable.



Asimismo, las palabras que nos decimos a nosotros mismos pueden hacernos cambiar nuestra percepción para bien o para mal acerca de nuestras capacidades. No es lo mismo decir "si apruebo el examen, nos vamos de vacaciones", a decir "cuando apruebe el examen, nos vamos de vacaciones". no es lo mismo decirnos "voy a intentarlo" que decir "voy a hacerlo".

Ya sé que algunos pensarán que ésto son chorradas, pero los estudios neurocientíficos ya han demostrado con creces que las personas que hacen cambios en las palabras que se dicen a sí mismos, suelen ser más capaces que aquellas cuyas palabras "vacilan" en su cerebro. Quizá por este motivo, hoy día ha cobrado más importancia la Programación Neurolingüística (PNL).

2. El trato hacia los demás.


Es evidente que lo ideal es tratar a las personas de la misma forma que deseamos ser tratados. Pero no podemos olvidar algunos detalles. Si una persona no te cae bien, no hay motivo para ser descortés o menos educado con esa persona.
Si eres consciente de que una persona te tiene entre ceja y ceja, salúdala con una excelente sonrisa. Invita a tus enemigos a comer y muéstrales tu mejor cara.
Y si una persona tiene maldad, muéstrale bondad. Tranquilos, no me va el "rollo Zen", pues soy de los que cuando me molesta una mosca la aplasto si tengo oportunidad de hacerlo. Evidentemente, todo esto son estrategias. Las personas envidiosas y las personas con maldad, no suelen ser demasiado inteligentes. Tu felicidad será su dolor, y su desconcierto les dejará fuera de juego.
Hay un dicho que dice "Lo que Pepe dice de Juan, dice más de Pepe que de Juan", por lo que cuando tengas ciertos enemigos, mantenlos cerca y trátalos bien. Los observadores, más temprano que tarde, verán quienes son ellos y quién eres tú.
3. Persigue tus sueños sin piedad.
Hay quien dice que las cosas buenas llegan a quien sabe esperar, pero lo cierto es que las cosas buenas no llegan por sí solas. Nadie se encontró con la grandeza por casualidad. Así que si no esperas heredar un imperio, deberás comenzar a construirlo. Deberás hacer sacrificios y prepararte para afrontar retos, prepararte ante la posibilidad de fracasar, y sacar fuerzas de la nada para continuar avanzando. Tanto si las cosas salen bien como si las cosas salen mal, procura haber puesto toda la carne en el asador.
4. No confíes en las personas equivocadas.
Hay personas que suman a tu vida, a tu carrera, a tu éxito. Otras personas únicamente restan en tu vida y te drenan la energía. Alinearse con grupos de personas equivocados puede introducirte en un profundo hoyo. Luego puedes reparar el daño, pero ya habrás perdido el tiempo. En cambio, alinearte con las personas correctas, te puede ayudar a dar un salto vertiginoso.
Recuerda que nadie alcanza el éxito por sí solo en la vida y, a menudo, el fracaso se debe a las personas de las que nos rodeamos. ¿Cómo saber si un grupo de personas te hace más daño que bien? Si eres honesto contigo mismo, sencillamente lo sabes. Y punto.
5. Confía en ti mismo.
Es común escuchar a personas arrepentirse llegados a cierta edad, de no haber confiado más en ellos mismos, motivo por el que no hicieron muchas cosas. Ahora se arrepienten de no haber dado los pasos.
Por regla general, una persona vale más de lo que ella misma cree que vale. Puede que no tengas todos los conocimientos para hacer algo, pero tienes la capacidad de adquirirlos. Puede que no sepas hacer algo, pero haciéndolo, aprenderás.
Quédate con esta cita de Richard Branson: "Si alguien te ofrece una oportunidad increíble, pero no estás seguro de que puedas hacerlo, dile que sí, y aprende a hacerlo después"
Deja de tener miedos. Como decíamos en nuestro anterior artículo, los valientes tienen miedo al igual que el resto, pero son valientes porque hacen lo que tienen que hacer a pesar de los miedos.
6. Las cosas simples funcionan mejor.
Por algún motivo, al ser humano le gusta complicar las cosas pudiendo hacerlo de forma más simple.
¿Echas de menos a alguien? Llámalo. 
¿Te gusta alguien? díselo, directo y claro. A veces he visto a muchas personas dar vueltas y vueltas buscando estrategias, buscando el momento, pero esto sí que es simple. Si te gusta una persona, le dices "Me gustas", y punto. Pueden pasar dos cosas:
  • Que esa persona se quede encantada, y surja una historia de amor maravillosa.
  • Que te rechacen, por lo que dejarás de perder tiempo y así encontrarás otra persona con la que surja esa historia de amor maravillosa.
Lo cierto es que la mayoría de la gente retrasa el hablar claro por el miedo a ser rechazados, lo cual, a menudo genera una inseguridad que provoca la profecía autocumplida - el rechazo-.
¿Quieres hacer algo? Hazlo. Ya. No mañana. Ponte a dar el primer paso hoy mismo.
7. Las preocupaciones es hacer un mal uso de la energía.
Las personas tienden a estar más tiempo preocupadas por algo que trabajando en el problema en cuestión. A menudo, no son sólo preocupaciones, sino fantasmas inventados. ¿Sabías que hay personas que han tenido ideas de negocios y que no las han llevado a cabo porque la idea era tan buena que no tardarían en copiársela y quitarlos del mercado? Al menos, esa es la versión de estas personas.
Lo que ocurre en este tipo de situaciones es que se produce, además de la parálisis por análisis, un exceso de preocupaciones absurdas.
Con el paso del tiempo descubrirás que muchas de tus preocupaciones actuales se llevaron una energía maravillosa que podría haber sido usada para algo más productivo.
8. Eres el CEO de tu vida.
Si somos honestos con nosotros mismos, ahora mismo nos encontramos donde nuestros propios actos nos han llevado. Hubo un tiempo de culpar a nuestros padres, a nuestro entorno, a los políticos, nuestra ciudad e incluso a la vecina. En el fondo sabes que no has hecho más porque no has querido hacer un esfuerzo extra.
Hoy ya sabes que la falta de conocimientos no es excusa, puesto que podrías haberlos adquirido. Si estás en un trabajo de mierda desde por la mañana hasta la noche, quizá se deba a que no has querido asumir un riesgo y escapar de ahí.
Tienes la capacidad de dar un giro a tu vida en cualquier momento. Solo hay un responsable en tu vida. Y eres tú. Por lo tanto, actúa y así no te arrepentirás de ello dentro de 30 años.
9. Las cosas que merecen la pena, requieren tiempo y esfuerzo.
En este mismo sitio, escuchamos historias de personas que un día dejaron su trabajo, comenzaron su empresa, y hoy tienen cientos de millones en su cuenta bancaria. Parece fácil, pero cuesta publicar todo lo que no vemos.
Y es que probablemente no veamos que durante mucho tiempo, ese emprendedor perdió noches enteras, dijo que no a muchos amigos porque tenía que madrugar al día siguiente. No se fue de vacaciones durante dos años. 
Incluso le dirían que estaba loco por embarcarse en tal aventura. Hoy recoge los beneficios de un tiempo de esfuerzo que muy pocos están dispuestos a hacer.
"Podría haberle salido mal", dirán algunos, pero también pudo salir bien. Y de hecho, le salió bien.
10. Los estados de ánimo son contagiosos.
Si te rodeas de gente negativa, tarde o temprano te contagiarán su amargura. Nadie está preparado para soportar continuamente la carga de constantes problemas de los demás. Trata de rodearte de gente positiva, con ganas de disfrutar, de vivir, de hacer cosas. Escoge a apasionados de la vida, optimistas que creen que casi todo es posible.
Evita el constante bombardeo de noticias negativas: guerras, accidentes, enfrentamientos políticos, crisis, etc... aunque pienses que no te afecta, lo cierto es que nos drenan el ánimo.
Es una realidad que la gente optimista suele enfermarse menos y son menos propensos a padecer depresión. Y tu optimismo o pesimismo, en cierto modo depende del círculo de personas con las que te mueves.

miércoles, 12 de octubre de 2016

por que no puedo lograrlo? 10 verdades fundamentales que olvidamos

Sorprende la facilidad con la que perdemos de vista las cosas importantes de la vida. Las agendas a reventar y la rutina semanal tienden a provocar que pongamos el piloto automático al cerebro.
A veces, es necesario repetir algunas de las verdades fundamentales de la vida. Tenlas a mano y reléelas cuando necesites un empujoncito.

1. Estar ocupado no es lo mismo que ser productivo.
Mira a tu alrededor. Todo el mundo parece estar ocupado: van de reunión en reunión y no paran de redactar e-mails. Pero... ¿cuántos son realmente productivos y cuántos rinden lo máximo posible?
Rendir no depende del movimiento y de la actividad. Depende de la concentración, de asegurarse de que se aprovecha el tiempo de una forma eficiente y productiva.
Los días tienen las mismas horas para todo el mundo. Usa bien las tuyas. Después de todo, eres el producto de tu producción, no de tu esfuerzo. Asegúrate de que dedicas tu esfuerzo a tareas que den resultados.
2. Un gran éxito suele ir precedido de un fracaso.
No experimentarás el verdadero éxito hasta que aprendas a aceptar el fracaso. Los errores abren el camino para el éxito porque revelan cuándo vamos por el camino equivocado.
Los mayores logros suelen llegar cuando más atascado y frustrado se siente uno (ese fue el caso de mi empresa, TalentSmart). Esta frustración te obliga a pensar de forma diferente, a ser original y a ver una solución de la que no te estabas percatando.
El éxito requiere paciencia y capacidad para mantener una buena actitud, incluso cuando estés sufriendo por aquello en lo que crees.
3. El miedo es la mayor fuente de arrepentimiento.
Cuando todo esté dicho y hecho, te lamentarás de las oportunidades que dejaste escapar más que de tus errores. No tengas miedo de correr riesgos.
Muchas veces oigo a la gente decir: "¿Qué es lo peor que te podría pasar? No te vas a morir... ". Sin embargo, la muerte no es lo peor que te puede pasar.
Lo peor que te podría pasar es que te permitieras estar muerto por dentro mientras siguieras vivo.
4. La autoaceptación depende de ti.
Cuando la sensación de placer y de satisfacción dependen de que te compares con los demás, ya no eres el autor de tu propio destino. Cuando te sientes bien por algo que has hecho tú, no permitas que las opiniones o los logros de los demás te lo arrebaten.
Aunque es imposible desactivar las reacciones a lo que piensan los demás, no tienes que compararte con nadie y siempre debes tomarte sus opiniones con reservas. De esta manera, sin importar lo que la gente piense o haga, la autoaceptación depende de ti. Independientemente de lo que la gente piense de ti en un momento concreto, una cosa está clara: nunca serás tan bueno ni tan malo como dicen que eres.
5. Eres tan bueno como la gente de la que te rodeas.
Deberías intentar rodearte de gente que te inspire, que te haga querer ser mejor. Y probablemente así lo hagas. Pero ¿qué pasa con la gente que te desmoraliza? ¿Por qué les permites formar parte de tu vida?
Cualquier persona que te haga sentir ansiedad, inferioridad o falta de inspiración te está haciendo perder el tiempo y, probablemente, también esté haciendo que te vuelvas como ella. La vida es demasiado corta como para relacionarse con gente así. Despídete de ellos.
6. La vida es muy corta.
El mañana no está asegurado. Sin embargo, cuando alguien muere inesperadamente nos hace replantearnos la vida: lo que es verdaderamente importante, en qué empleamos el tiempo, cómo tratamos a la gente.
Las pérdidas de este tipo son recordatorios viscerales de lo frágil que es la vida. Y no deberían serlo.
Recuerda todas las mañanas cuando te levantes que cada día es un regalo y que vas a sacarle lo mejor a ese obsequio que se te da. Cuando empieces a comportarte como si la vida fuera un regalo, te darás cuenta de que lo es.
Después de todo, un buen día comienza con una buena actitud.
7. No es necesario esperar a que lleguen las disculpas para perdonar.
La vida es mucho más fácil cuando dejas atrás el rencor y perdonas, incluso aunque no te pidan perdón. El rencor hace que los momentos negativos del pasado te arruinen la felicidad de hoy. La ira y el odio son parásitos emocionales que destruyen la alegría. Las emociones negativas que conlleva guardar rencor generan estrés físico, y ese estrés puede tener unas consecuencias devastadoras para la salud.
Cuando perdonas a alguien, no estás consintiendo sus actos; simplemente te liberas de ser su eterna víctima.
8. Vives la vida que tú te has creado.
No eres una víctima de las circunstancias. Nadie te puede obligar a tomar decisiones o a hacer las cosas de un modo que contradiga a tus principios y aspiraciones.
Las circunstancias que estás viviendo hoy son tuyas, las has creado tú. De la misma forma, el futuro depende de ti. Si te sientes estancado, probablemente se deba a que tienes miedo de correr los riesgos necesarios para conseguir tus objetivos y cumplir tus sueños.
Cuando llegue el momento de actuar, recuerda que es mejor estar en la ladera de la montaña que quieres escalar que en la cima de una en la que no quieres estar.
9. Hay que vivir el presente.
No aprovechas todo tu potencial hasta que no aprendes a vivir el presente.
No puedes cambiar el pasado por muy culpable que te sientas, ni puedes cambiar el futuro por mucha ansiedad que sientas. Si estás constantemente en otra parte, serás incapaz de aceptar por completo la realidad (lo bueno y lo malo) de este preciso instante.
Para vivir el momento, debes hacer dos cosas:
1) Acepta tu pasado. Si no estás en paz con tu pasado, siempre te perseguirá y condicionará tu futuro.
2) Acepta la incertidumbre del futuro. No hay lugar para la preocupación en el aquí y en el ahora. Como dijo en su día Mark Twain, "preocuparse es pagar una deuda que no tienes".
10. El cambio es inevitable; acéptalo
Solo podrás verle la parte positiva al cambio cuando lo aceptes. Tienes que tener la mente y los brazos abiertos si vas a reconocer las oportunidades que ofrece el cambio y a sacar el máximo partido de ellas.
Estás abocado al fracaso si sigues haciendo lo que siempre has hecho con la esperanza de que al ignorar el cambio te puedas deshacer de él.
Después de todo, la definición de locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar un resultado distinto. Si tienes problemas con esta cuestión, te puede venir bien hacer un test de inteligencia emocional.
La vida no para por nadie. Si las cosas van bien, aprécialas y disfrútalas, porque van a cambiar. Si siempre estás buscando algo más o algo mejor que crees que va a hacerte más feliz, nunca estarás lo suficientemente presente como para disfrutar los grandes momentos antes de que pasen.
En resumen
¿Se te ocurre alguna otra verdad fundamental? Expresa tu opinión en los comentarios para que todos podamos aprender.