1. El poder de las palabras.
Las palabras tienen un poder del que rara vez somos conscientes. No sólo
las palabras que les decimos a otras personas, sino también las
palabras que nos decimos a nosotros mismos.
Debemos pensar antes de hablar, y elegir nuestras palabras cuidadosamente. Nuestras palabras pueden alegrarle el día a alguien y también pueden provocar un daño irreparable.
Asimismo, las palabras que nos decimos a nosotros mismos pueden hacernos
cambiar nuestra percepción para bien o para mal acerca de nuestras
capacidades. No es lo mismo decir "si apruebo el examen, nos vamos de
vacaciones", a decir "cuando apruebe el examen, nos vamos de
vacaciones". no es lo mismo decirnos "voy a intentarlo" que decir "voy a
hacerlo".
Ya sé que algunos pensarán que ésto son chorradas, pero los estudios
neurocientíficos ya han demostrado con creces que las personas que hacen
cambios en las palabras que se dicen a sí mismos, suelen ser más
capaces que aquellas cuyas palabras "vacilan" en su cerebro. Quizá por
este motivo, hoy día ha cobrado más importancia la
Programación Neurolingüística (PNL).
2. El trato hacia los demás.
Es evidente que lo ideal es
tratar a las personas de la misma forma que deseamos ser tratados.
Pero no podemos olvidar algunos detalles. Si una persona no te cae
bien, no hay motivo para ser descortés o menos educado con esa persona.
Si eres consciente de que una persona te tiene entre ceja y ceja,
salúdala con una excelente sonrisa. Invita a tus enemigos a comer y
muéstrales tu mejor cara.
Y si una persona tiene maldad, muéstrale bondad. Tranquilos, no me va el
"rollo Zen", pues soy de los que cuando me molesta una mosca la aplasto
si tengo oportunidad de hacerlo. Evidentemente, todo esto son
estrategias. Las personas envidiosas y las personas con maldad, no
suelen ser demasiado inteligentes. Tu felicidad será su dolor, y su
desconcierto les dejará fuera de juego.
Hay un dicho que dice "Lo que Pepe dice de Juan, dice más de Pepe que de
Juan", por lo que cuando tengas ciertos enemigos, mantenlos cerca y
trátalos bien. Los observadores, más temprano que tarde, verán quienes
son ellos y quién eres tú.
3. Persigue tus sueños sin piedad.
Hay quien dice que las cosas buenas llegan a quien sabe esperar, pero lo
cierto es que las cosas buenas no llegan por sí solas. Nadie se
encontró con la grandeza por casualidad. Así que si no esperas heredar
un imperio, deberás comenzar a construirlo. Deberás hacer sacrificios y
prepararte para afrontar retos, prepararte ante la posibilidad de
fracasar, y sacar fuerzas de la nada para continuar avanzando. Tanto si
las cosas salen bien como si las cosas salen mal, procura haber puesto
toda la carne en el asador.
4. No confíes en las personas equivocadas.
Hay personas que suman a tu vida, a tu carrera, a tu éxito. Otras
personas únicamente restan en tu vida y te drenan la energía. Alinearse
con grupos de personas equivocados puede introducirte en un profundo
hoyo. Luego puedes reparar el daño, pero ya habrás perdido el tiempo. En
cambio, alinearte con las personas correctas, te puede ayudar a dar un
salto vertiginoso.
Recuerda que nadie alcanza el éxito por sí solo en la vida y, a menudo,
el fracaso se debe a las personas de las que nos rodeamos. ¿Cómo saber
si un grupo de personas te hace más daño que bien? Si eres honesto
contigo mismo, sencillamente lo sabes. Y punto.
5. Confía en ti mismo.
Es común escuchar a personas arrepentirse llegados a cierta edad, de no
haber confiado más en ellos mismos, motivo por el que no hicieron muchas
cosas. Ahora se arrepienten de no haber dado los pasos.
Por regla general, una persona vale más de lo que ella misma cree que
vale. Puede que no tengas todos los conocimientos para hacer algo, pero
tienes la capacidad de adquirirlos. Puede que no sepas hacer algo, pero
haciéndolo, aprenderás.
Quédate con esta cita de Richard Branson: "Si alguien te ofrece una
oportunidad increíble, pero no estás seguro de que puedas hacerlo, dile
que sí, y aprende a hacerlo después"
Deja de tener miedos. Como decíamos en nuestro anterior artículo, los
valientes tienen miedo al igual que el resto, pero son valientes porque
hacen lo que tienen que hacer a pesar de los miedos.
6. Las cosas simples funcionan mejor.
Por algún motivo, al ser humano le gusta complicar las cosas pudiendo hacerlo de forma más simple.
¿Echas de menos a alguien? Llámalo.
¿Te gusta alguien? díselo, directo y claro. A veces he visto a muchas
personas dar vueltas y vueltas buscando estrategias, buscando el
momento, pero esto sí que es simple. Si te gusta una persona, le dices
"Me gustas", y punto. Pueden pasar dos cosas:
- Que esa persona se quede encantada, y surja una historia de amor maravillosa.
- Que te rechacen, por lo que dejarás de perder tiempo y así
encontrarás otra persona con la que surja esa historia de amor
maravillosa.
Lo cierto es que la mayoría de la gente retrasa el hablar claro por el
miedo a ser rechazados, lo cual, a menudo genera una inseguridad que
provoca la profecía autocumplida - el rechazo-.
¿Quieres hacer algo? Hazlo. Ya. No mañana. Ponte a dar el primer paso hoy mismo.
7. Las preocupaciones es hacer un mal uso de la energía.
Las personas tienden a estar más tiempo preocupadas por algo que
trabajando en el problema en cuestión. A menudo, no son sólo
preocupaciones, sino fantasmas inventados. ¿Sabías que hay personas que
han tenido ideas de negocios y que no las han llevado a cabo porque la
idea era tan buena que no tardarían en copiársela y quitarlos del
mercado? Al menos, esa es la versión de estas personas.
Lo que ocurre en este tipo de situaciones es que se produce, además de
la parálisis por análisis, un exceso de preocupaciones absurdas.
Con el paso del tiempo descubrirás que muchas de tus preocupaciones
actuales se llevaron una energía maravillosa que podría haber sido usada
para algo más productivo.
8. Eres el CEO de tu vida.
Si somos honestos con nosotros mismos, ahora mismo nos encontramos donde
nuestros propios actos nos han llevado. Hubo un tiempo de culpar a
nuestros padres, a nuestro entorno, a los políticos, nuestra ciudad e
incluso a la vecina. En el fondo sabes que no has hecho más porque no
has querido hacer un esfuerzo extra.
Hoy ya sabes que la falta de conocimientos no es excusa, puesto que
podrías haberlos adquirido. Si estás en un trabajo de mierda desde por
la mañana hasta la noche, quizá se deba a que no has querido asumir un
riesgo y escapar de ahí.
Tienes la capacidad de dar un giro a tu vida en cualquier momento. Solo
hay un responsable en tu vida. Y eres tú. Por lo tanto, actúa y así no
te arrepentirás de ello dentro de 30 años.
9. Las cosas que merecen la pena, requieren tiempo y esfuerzo.
En este mismo sitio, escuchamos historias de personas que un día dejaron
su trabajo, comenzaron su empresa, y hoy tienen cientos de millones en
su cuenta bancaria. Parece fácil, pero cuesta publicar todo lo que no
vemos.
Y es que probablemente no veamos que durante mucho tiempo, ese
emprendedor perdió noches enteras, dijo que no a muchos amigos porque
tenía que madrugar al día siguiente. No se fue de vacaciones durante dos
años.
Incluso le dirían que estaba loco por embarcarse en tal aventura. Hoy
recoge los beneficios de un tiempo de esfuerzo que muy pocos están
dispuestos a hacer.
"Podría haberle salido mal", dirán algunos, pero también pudo salir bien. Y de hecho, le salió bien.
10. Los estados de ánimo son contagiosos.
Si te rodeas de gente negativa, tarde o temprano te contagiarán su
amargura. Nadie está preparado para soportar continuamente la carga de
constantes problemas de los demás. Trata de rodearte de gente positiva,
con ganas de disfrutar, de vivir, de hacer cosas. Escoge a apasionados
de la vida, optimistas que creen que casi todo es posible.
Evita el constante bombardeo de noticias negativas: guerras, accidentes,
enfrentamientos políticos, crisis, etc... aunque pienses que no te
afecta, lo cierto es que nos drenan el ánimo.
Es una realidad que la gente optimista suele enfermarse menos y son
menos propensos a padecer depresión. Y tu optimismo o pesimismo, en
cierto modo depende del círculo de personas con las que te mueves.